La Malvasía de Sitges: cómo un vino se convirtió en el mejor aliado de un hospital
Cuenta la leyenda que, a principios del siglo XIV, un soldado procedente del Mediterráneo oriental llegó a Sitges con un sarmiento.
Se trataba de una variedad procedente de Grecia llamada Malvasía, caracterizada por una uva blanca pequeña y aromática con la que se obtiene un vino dulce, afrutado y de alta graduación.
También es posible que la malvasía llegase a Sitges a través del comercio. Sea cual sea su verdadero origen, lo cierto es que, durante la Edad Media, esta variedad de uva arraigó en la región y ganó reputación por su calidad, convirtiéndose en un vino muy apreciado en la nobleza y burguesía catalana. Especialmente, se servía al final de las celebraciones.
Su producción se concentraba en pequeños viñedos y era considerada una labor artesanal. Se elaboraba a partir de uvas muy maduras que se recogían a mano y pasaban un largo envejecimiento en bota de castaño.
Por desgracia, a lo largo del siglo XX, la Malvasía de Sitges sufrió un declive significativo debido a varios factores. La filoxera, una plaga causada por un insecto que devastó los viñedos europeos, tampoco tuvo piedad con los viñedos de Sitges. Los cambios en los hábitos de consumo y la preferencia por otros tipos de vino, acabaron por empujar a la Malvasía al borde de la extinción.
Pero esta es una historia con final feliz, gracias en gran parte a la Fundación del Hospital Sant Joan Baptista, la institución más antigua de Sitges. Aunque su principal función era el cuidado de la salud y el bienestar de la comunidad, el hospital poseía viñedos y se convirtió en un refugio para la Malvasía.
En las últimas décadas, la Fundación Hospital Sant Joan Baptista ha intensificado sus esfuerzos para promover y proteger la Malvasía de Sitges. Entre las iniciativas más destacadas se encuentra la replantación de viñedos antiguos y la implementación de prácticas de viticultura sostenible, que han revitalizado la producción de este vino emblemático.
Los visitantes pueden conocer de cerca la historia de la Malvasía y el hospital en el Centro de Interpretación Malvasía de Sitges (CIM), impulsado por la fundación. Se trata de un espacio concebido como un museo participativo y sensorial, donde no faltan las catas de las diferentes variedades de vino que se producen.
Al mismo tiempo, la Malvasía le está devolviendo el favor al Hospital. Todos los ingresos que se recaudan a través de la venta del vino y de las visitas que genera el Centro de Interpretación de la Malvasía de Sitges se reinvierten en el cuidado de la tercera edad de la residencia de ancianos que gestiona la misma Fundación. Es difícil encontrar un mejor ejemplo de gestión sostenible y economía circular: mediante la preservación de una antigua tradición vinícola, se aseguran también la continuidad de los servicios que la Fundación ofrece a la comunidad.
Afortunadamente, el futuro de esta variedad de uva ya no depende solo del hospital, ya que cada vez son más los esfuerzos que Sitges está haciendo por recuperar sus tradiciones vinícolas.
En julio de 2021 se inauguró el centro de atención al visitante en la masía de Can Milà, un edificio medieval ubicado en la entrada de Sitges. Consta de un jardín alrededor que era donde antes se plantaban las viñas. Al abrir el centro, se volvió a plantar Malvasía de Sitges, en un proyecto conjunto entre la Fundación Sant Joan Baptista y Turismo de Sitges, recuperando y poniendo en valor la historia vinícola del municipio.
Además, en el jardín del centro de visitantes se ha creado un proyecto de biodiversidad sostenible; se han plantado especies autóctonas como la retama, el romero, el lentisco o el tomillo para poner en valor la biodiversidad local. También se han colocado distintos comederos para pájaros y refugios para aves, reptiles, insectos y murciélagos. El objetivo es resaltar el valor cultural y natural de Sitges, que va más allá del mar.
Desde Can Milà se pretende enseñar a los visitantes que Sitges, además de su pasado marinero, también tiene un legado y un patrimonio vinícola que forma parte de la cultura local.
El Instituto de Turismo Responsable ha otorgado a Sitges el distintivo Biosphere Gold. Este se otorga tras haber verificado que, además de implementar prácticas sostenibles a nivel territorial, existe un gran compromiso empresarial por ser más sostenibles.