Muchos niños de hoy en día no saben si los tomates crecen en los árboles, los plátanos salen de la tierra o si las naranjas se reproducen dentro de una malla. Lo único que tienen claro es que todo aparece en el supermercado envuelto en plástico y listo para consumir. Pero la realidad es que para que las estanterías del súper estén llenas, hay muchísimo esfuerzo detrás.
Ya sea por educar, o por asegurarte de comer verduras sin pesticidas, muchas personas se están animando a hacer huertos urbanos en su propia casa y, a veces, en su propia comunidad como en el caso de Quito (Ecuador,) en el que se ha convertido en un proyecto social.
¿Quieres saber cómo? Te vamos a dar unos consejos para que tú también lo consigas.
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Luz solar
Lo primero que necesitamos es la causa misma de la vida: la luz del sol.
Buscaremos un lugar con una consigna clara, “cuanta más luz, mejor”. Dependiendo de las frutas y verduras que queramos conseguir necesitaremos 4 o 6 horas de luz solar directa. Aunque las fresas y las lechugas, por ejemplo, pueden crecer con una luz indirecta, todo depende de tus necesidades.
Por cierto, si te ha gustado la idea de empezar con las fresas, te recomendamos mucho este artículo del blog Plantea en Verde para que le eches un vistazo:
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El contenedor
Nos valen todos los materiales, formas y tamaños. Lo importante es que tenga la profundidad suficiente y unos agujeros en el fondo para drenar el agua. Eso sí, cuanto más alta es la planta, más profundo ha de ser el contenedor. Si queremos plantar tomates, por ejemplo, 30 centímetros es la profundidad mínima para que se desarrollen correctamente las raíces. Es importante que el contenedor no haya servido para almacenar previamente algún material tóxico como pintura o detergente. Por lo demás, somos libres de utilizar todo lo que tengamos a mano.
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El sustrato
Una vez escogido el recipiente, deberemos rellenarlo de sustrato, este es un tipo de tierra específico para macetas u otros recipientes. Pero ¿por qué debe ser específico? Muy fácil, cuando las plantas crecen en el suelo, las raíces pueden expandirse buscando zonas donde haya mayor disponibilidad de agua o de nutrientes, en un recipiente no. Por eso, es importante buscar un sustrato específico para macetas, que retenga bien el agua y sea rico en nutrientes. También es importante que sea ligero y poroso (las raíces también necesitan el aire que hay en los poros de la tierra).
Si quieres profundizar y conocer mejor qué tipos de sustrato puedes utilizar, puedes hacerlo en este link.
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Semillas y plantas
Ya tenemos el espacio y unos contenedores adecuados. Es el momento de tomar una decisión difícil: plantar semillas o plantas. Plantar semillas es más complicado y necesita de más tiempo, pero nos ahorra el trabajo de trasplantarlas. Si, en cambio, utilizamos plantones, tendremos ya la planta crecida y sólo tendremos que hacer un agujero en la tierra para enterrar las raíces, pero nos saldrá algo más caro.
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Herramientas
Depende de la economía y la maña de cada usuario, pero esto es lo básico para empezar:
- Pala pequeña.
- Guantes, especialmente útiles si manipulas calabacines (¡pinchan!).
- Regadera: aunque riegues con riego automático, va bien tener una mano para aquellas macetas que no cuenten con el riego o para aportar los abonos.
- Vaporizador: Indispensable para aplicar tratamientos vía foliar.
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El agua
El riego es una de las mayores preocupaciones de los agricultores, y para nosotros no va a ser menos. La mayor parte de hortalizas y verduras requieren una considerable cantidad de agua para desarrollarse, pero un exceso puede ser también catastrófico. Cada situación es diferente, y tendrás que experimentar y observar tu huerto para comprobar cuál es la frecuencia y cantidad de riego ideal.
Ya tienes lo principal para atreverte con tu huerto urbano. Ahora solo toca decidir qué queremos plantar y a su debido tiempo, disfrutar del esfuerzo. Por cierto, que no te vean los vecinos, o te pedirán tomates cada vez que quieran hacer una ensalada.