Tus viajes pueden ser mucho más sostenibles mejorando algunos de los hábitos más comunes, como, por ejemplo, escoger dónde compras las actividades o que productos consumes, aunque en este artículo nos vamos a centrar en uno de los aspectos que más influyen en el calentamiento global, la huella de carbono.
La huella de carbono es el cómputo general de los gases de efecto invernadero, principalmente dióxido de carbono y metano, que se generan durante todo el proceso de creación y consumo de cualquier producto o actividad.
Por ejemplo, la huella de carbono de un teléfono móvil incluye el carbono emitido por la explotación minera en la que se obtuvieron los minerales necesarios para su construcción, el transporte de estos materiales a la fábrica, el consumo de energía de la fábrica, las emisiones de los trabajadores que hacen posible el producto, los plásticos y otros materiales usados, las emisiones del empaquetado, las emisiones del transporte hasta la tienda, y lo que emites por ir a comprarlo.
Todo esto, como te imaginas, es muy difícil de calcular, por eso se hacen unas estimaciones a grosso modo para tener una orientación. Es muy difícil saber cuánto se consume en fabricar un móvil, pero sí se puede saber cuánto emite la factoría en todo un año, y así hacer una media por cada móvil creado.
Bien, con esta idea en mente, vamos a ver algunas de las formas en que puedes minimizar tu huella de carbono cuando te vayas de viaje.
En esta huella de carbono se incluyen más elementos además de las emisiones del transporte que te lleve a tu destino, como pueden ser las emisiones del alojamiento, de los productos que consumas o de las actividades que realices.
Como todo esto, de nuevo, es muy difícil de calcular, vamos a ver de qué forma puedes ser más sostenible minimizando tu huella de carbono y sin volverte loco con tantos cálculos.
Transporte en avión
Los vuelos en avión sabemos que emiten mucho carbono, aunque, como no hay mejor transporte para ir muy lejos en poco tiempo, tenemos que ver cómo compensar estas emisiones.
La mayoría de las aerolíneas tienen calculado cuánto carbono emite cada vuelo por pasajero, y ofrecen, al reservar el billete, la opción de compensar los kilos de carbono que genere tu desplazamiento con la plantación de árboles.
Esta es una opción genial para, por unos pocos euros, conseguir que tu vuelo sea más sostenible.
Además, muchas aerolíneas están empezando a usar combustibles más ecológicos que reducen las emisiones en un 20%, así como nuevos diseños de aviones que también consumen menos. Con la tecnología actual los aviones siempre emiten carbono, lo bueno es que ya se sabe cómo compensarlo para que su impacto sea mínimo.
El alojamiento en el destino
Cuando tengas que decidirte por el alojamiento, lo mejor es que busques sitios gestionados por locales y que sigan alguna pauta de sostenibilidad, algo que puedes hacer directamente en la web de Biosphere, en el catálogo de empresas. Puedes mirarlo aquí.
De esta forma estás apoyando los negocios locales, para que así sea más sostenible el entramado comercial local, y también apoyas los alojamientos que sigan políticas sostenibles, con medidas como menor uso de agua, menor uso de detergente, auto generación de energía, y reducción en las emisiones a través de la arquitectura del alojamiento.
Y tampoco podemos olvidarnos del impacto al entorno, es mejor un hotel pequeño creado en unas antiguas casas que ya existían, que un resort recién construido sobre un arrecife de coral.
Con tu elección estás apoyando un tipo de turismo u otro, y a base de pequeñas elecciones, es como se consiguen los grandes cambios.
Come productos locales
Cuando vas a un restaurante a degustar los manjares de la zona, una buena forma de asegurarte que el menú es sostenible, a la vez que muy sabroso, es consumir productos locales.
Por ejemplo, si estás en Tailandia, y en la carta ofrecen salmón de Alaska, tienes que tener en cuenta que ese salmón ha viajado muchos kilómetros para llegar hasta tu mesa. Es mejor elección consumir un pad thai creado con los productos de la zona.
Para ello, lo mejor es preguntar al camarero qué platos son creados con productos de la zona, y buscar restaurantes de kilómetro 0. Estos restaurantes cocinan solo productos de proximidad, que puedan encontrar en el mercado local o en proveedores cercanos.
Nuevamente, en la web de Biosphere puedes buscar entidades que ofrezcan productos KM0, solo tienes que filtrar este servicio y escoger el lugar que vas a visitar.
Planifica con antelación
La mejor forma de reducir las emisiones de carbono es no teniendo que emitirlas, y para ello lo mejor es reservar tu viaje con suficiente antelación para tener que usar el mínimo de transportes y que estos sean más directos.
Así te ahorras escalas innecesarias, tener que tomar otras conexiones porque está lleno el mejor trayecto y, posiblemente, te salga mucho mejor de precio por ser de los primeros en reservar.
Todo son ventajas cuando eres previsor.
Escoge destinos más cercanos
A todos nos encantan los destinos lejanos, parece que son más exóticos. Por ejemplo, en España, hablar de lugares en las antípodas, como Nueva Zelanda, suena a una gran aventura. Supongo que en Nueva Zelanda suene igual de exótico hablar de un viaje a España.
Cuanto más lejos viajas, más carbono se tiene que emitir, pues el trayecto es más lejano y suele haber más transportes implicados. En cambio, cuando viajas más cerca, como en tu propio país o a países vecinos, puedes desplazarte en medios de transporte mucho más sostenibles, como el tren o el autobús.
Obviamente con esto no estamos diciendo que no viajes lejos, tan solo que lo tengas en cuenta cuando planees a qué destino quieres ir, y si deseas ir lejos, ya sabes cómo hacer tu desplazamiento más sostenible con los consejos de este artículo.
Evita el uso de plásticos
Uno de los materiales que más contamina, tanto por el carbono emitido durante su fabricación como por el coste que supone su reciclado, son los plásticos.
En países con buenos sistemas de recogidas de basuras, como es Europa, Estados Unidos o Japón, por ejemplo, el plástico acaba en plantas de procesado donde se evita que termine sus días en el mar.
Pero hay otros países donde no hay tan buen tratamiento de las basuras, por lo que mucho del plástico que consumes durante tu viaje acaba en campos y ríos, afectando al entorno.
La mejor manera de evitar esta contaminación es consumiendo el mínimo plástico posible. Tener tu botella de agua rellenable; usar otros materiales orgánicos sustitutos del plástico; llevar tu propia pajita de metal para no usar las de plástico en los bares; y, por supuesto, tener tus bolsas de tela.
Lo mejor es que esta costumbre la puedes adquirir para tu vida diaria, así no te va a costar nada seguir usando el mínimo plástico posible en tus viajes.
Anima a otros a ser más sostenibles
Cuando hablas con amigos y familiares de cómo tener una vida más sostenible, consigues que se reduzca aún más la huella de carbono, pues ellos podrán adquirir mejores hábitos que sean beneficiosos para todos.
Muchas veces no mejoramos nuestros hábitos de consumo y de viaje simplemente por desconocimiento, por lo que un buen punto de partida es compartir este artículo con tus amigos más viajeros para que sepan cómo pueden viajar generando menos emisiones de carbono.
Por supuesto, cada uno es libre de escoger sus hábitos, por lo que no hay que presionar a nadie para que cambie sus costumbres si no quiere. La mejor forma de persuadir a los demás para que adquieran hábitos más sostenibles es mostrándoles lo que van a ganar ellos en su vida, como, por ejemplo, argumentando que, al reducir el uso de plástico de mala calidad, comprarán productos más resistentes y bonitos que encajen mejor con su gusto, y que además les encantará enseñar a sus amigos.
Con estos consejos esperamos que disfrutes aún más de tus viajes, tanto por visitar destinos que te encanten, como por saber que tu disfrute no está reñido con el cuidado del medio ambiente.