Al norte de Lanzarote, integrada en el paisaje volcánico, se encuentra Lanzaloe: la plantación de Aloe vera ecológico más grande de toda Europa. Es sorprendente cómo este tipo de agricultura es cada vez más popular en la isla, ya que se enfrenta a grandes retos:
Al ser una isla volcánica, la tierra de Lanzarote es rica en minerales como sodio, magnesio, calcio y potasio, entre otros, pero su carácter desértico resulta muy limitante para la agricultura. “Hay una tendencia a considerar que las islas volcánicas, como Hawái, son muy fértiles. En su caso puede ser verdad, pero nosotros, debido a que casi no hay precipitaciones, tenemos poca vegetación y, por tanto, el suelo tiene muy poca materia orgánica, se erosiona fácilmente y escasean elementos edáficos como el nitrógeno y el carbono”, explica José Imery, responsable de la Finca Lanzaloe.
A esta escasez de agua y materia orgánica en el suelo hay que sumarle una dificultad más: en Lanzarote no hay ríos ni acuíferos importantes y, por tanto, el riego para los cultivos procede principalmente de desaladoras que potabilizan el agua del mar. Este agua contiene trazas de sodio y, si se usa sin control, saliniza demasiado el suelo. Por eso, los técnicos de Lanzaloe toman medidas para asegurarse de que utilizan solo el agua estrictamente necesaria para producir una biomasa económicamente rentable. De esta manera, tampoco se despilfarra este bien tan escaso en la isla.
En la agricultura ecológica no se permite el uso de fertilizantes artificiales u otros productos químicos de síntesis, así que los agricultores ecológicos de Lanzarote tienen que discurrir para conseguir suelos fértiles. Imery nos cuenta con orgullo el sistema de Lanzaloe:
“Somos una empresa de residuo orgánico cero. Nosotros aprovechamos la pulpa que está en el interior de la penca de Aloe vera, pero tenemos que descartar el resto de la hoja. En total, casi obtenemos anualmente un 50% de residuos agroindustriales, entre 30.000 y 40.000 kg por hectárea. Todo lo llevamos a un sitio de la finca donde hacemos compostaje y lo introducimos en un proceso de lombricultura”.
La lombricultura es una técnica que permite mayor humificación del compost para transformarlo en abono fértil para el suelo mediante la utilización de lombrices rojas. Por tanto, con este sistema de economía circular, Lanzaloe aprovecha todos los nutrientes que produce, consiguiendo así un suelo fértil.
En otros cultivos, como el de la vid, algunas empresas ecológicas utilizan un método más tradicional: el estiércol. En una isla como Lanzarote, donde los recursos son muy limitados, la agricultura ecológica tiene bastante historia y siempre ha estado presente el uso de estiércol de cabras, camellos y caballos. Ahora, gracias a la ciencia y la tecnología, se puede optimizar la higienización y el uso adecuado de este abono natural.
Todo este conocimiento tan valioso sobre el manejo de la tierra sostenible se comparte en agrupaciones de agricultores como Regenerando Lanzarote. Aquí, buscan ir más allá de la agricultura ecológica. La microbiología del suelo es muy importante y queda gravemente dañada con la sobreexplotación, por lo que en esta agrupación forman a los agricultores para que aprendan cómo regenerar el suelo.
Según Imery, todos estos esfuerzos son necesarios para un futuro sostenible, por eso la agricultura ecológica ya es una tendencia global. “Cualquier empresa debe estar sensibilizada con el planeta y el cambio climático. Es una necesidad mundial migrar hacia la agricultura ecológica y utilizar los recursos de manera sostenible. Nosotros también contribuimos con el medio ambiente al no podar las flores de Aloe vera. Estas son muy ricas en néctar y polen que ayudan en la alimentación de diferentes himenópteros, incluyendo la abeja negra canaria, también mariposas, escarabajos y muchos otros insectos y pájaros”.
A su vez, otras empresas de hortalizas ecológicas apoyan a los comedores escolares y sociales. Esto forma parte de un programa del Gobierno de Canarias conocido como Ecocomedores. En total, el 25% de la producción ecológica de Lanzarote se destina a este programa, que garantiza un precio justo fijado anualmente por los productores.
Por último, como no podría ser menos en una isla como Lanzarote, la agricultura ecológica también es un reclamo turístico. Por ejemplo, la Finca de Lanzaloe está incluida en la lista de puntos de interés turístico. Ofrece una visita guiada donde, como explica Imery, el turista suele mostrar mucho interés. “Siempre nos preguntan sobre nuestro sistema de fertilización y manejo de los residuos. Son turistas críticos, no pasivos, muy bien formados en agricultura ecológica.”