Imagínate que es invierno. No sabes por qué, pero te acaba de entrar un mono tremendo de comerte tu fruta preferida: un melocotón. O una sandía, un melón, una ciruela… Pero uf, estamos fuera de temporada, no es nada sostenible, y las que están a tu alcance no saben a nada. ¿¡Qué puedes hacer?! Pues bueno, ahora poco. Pero si esto te pasa o quieres estar preparado para el futuro, tu mejor aliado es tu congelador. Sí, congelar. Y no solo fruta, sino también verduras y hortalizas.
Contra el desperdicio
En países como España, de acuerdo con el último Informe del Despilfarro Alimenticio (2021), las frutas son los alimentos más propensos al desperdicio, representando un 30,9% del total. Si añadimos, las verduras y las hortalizas (el segundo alimento que más se tira, 13%), nos encontramos con que prácticamente se trata de la mitad del desperdicio alimenticio. Igual que hacemos con otros alimentos, la congelación es una herramienta que nos permite reducir el desperdicio de alimentos frescos que no se consumen a tiempo, otorgándoles mayor durabilidad y vida útil a un producto perecedero. Venga, vamos a saber un poco más.
Congelándolas en su punto óptimo de madurez, se preservan sus nutrientes y cualidades, evitando que se echen a perder antes de ser consumidas. Esto significa que podemos aprovechar al máximo los recursos agrícolas, evitando que toneladas de alimentos frescos sean desperdiciados. Incluyendo estos productos en nuestra dieta, contribuimos a minimizar la pérdida de alimentos, promoviendo así una mayor eficiencia en la producción y un enfoque más sostenible en el consumo responsable.
Sostenible y rico
Gracias a las frutas y verduras congeladas, podemos disfrutar de una amplia variedad de alimentos incluso fuera de su temporada tradicional, apoyando la sostenibilidad y fomentando prácticas más amigables con el medio ambiente. Al optar por productos congelados, reducimos nuestra dependencia de las importaciones de alimentos frescos de otras regiones, lo que a su vez contribuye a disminuir la huella de carbono asociada al transporte.
¿Cómo congelar nuestras frutas para que duren lo máximo posible?
La inmensa mayoría de las verduras y hortalizas pueden ser congeladas sin que esto afecte a sus cualidades. En general, la mejor forma de garantizar que se preserven de la manera correcta es separar las raciones, con bolsas de congelador. Evita grandes porciones, ya que podría dificultar su descongelación. Para ello, tener el uso que queremos darle en mente nos ayudará mucho: si quieres tener verduras u hortalizas para sofreír, puedes dejarlas ya preparadas, de esta forma te será mucho más fácil utilizarlas después. De forma parecida, las frutas congeladas son especialmente deliciosas para refrescantes smoothies o zumos, por lo que si las cortas de antemano en forma de cubos, tu trituradora te lo agradecerá
Contrario a lo que se piensa, al descongelar y consumir las frutas y verduras aún podemos disfrutar de su contenido vitamínico y mineral. Al congelarse rápidamente, se evita la formación de grandes cristales de hielo, lo que ayuda a mantener la frescura y la textura natural de los alimentos. Así, al utilizar frutas y verduras congeladas en nuestras preparaciones culinarias, podemos disfrutar de sabores y texturas prácticamente idénticos a los de los alimentos frescos.
¿Y la fruta y las verduras ya congeladas?
Si te pilló tarde y de verdad que tu mono es de otro nivel, siempre tienes la fruta y la verdura ya congelada en el supermercado. Idealmente, es mejor que vayas haciéndote tu pequeño alijo de frutas y verduras de temporada en el congelador, pero esta última siempre es una opción. Es importante que nos informemos de donde proviene a través de su etiquetado y de esta forma valoremos si es adecuado y sostenible consumirla.
¡Dale una oportunidad! Prueba a congelar frutas y verduras y sorprende a amigos y familiares con recetas “fuera de temporada” pero sostenibles y ayuda a reducir el desperdicio alimentario.